viernes, 22 de mayo de 2009

La Miel


Comí una miel demasiado buena, una miel dorada y brillante que se deshacía antes de llegar a mi boca de asno.

Tragaba la miel sin saborear y tan buena era que olvidé que caminaba mientras la tragaba y casi caigo a un acantilado del que me habría sido imposible salir,
y me asusté tanto al ver las picudas rocas que solté la miel,
la solté para pensar que no podía pasarme esto otra vez,
la solté aun temiendo que algún oso goloso o algún blanco y apuesto corcel se comiera mi miel.
Y lloré, y recordaba la miel con los ojos en carne viva de tanto llorar, de tanto como amaba yo a mi miel, de lo que precisaba su olor, su brillo y su calor.
Pero me senté, me senté a pensar cómo podía hacer para olvidar el miedo a la caída y para no caerme.
Recordé que era necesario llevar la cabeza alta,
para poder ver y recordé que sólo los corceles apuestos son capaces de llevar alta la cabeza, capaces de andar mientras degustan la miel.
Así, sin más dilación empecé a trabajar duro para convertirme en lo que había deseado toda mi vida, un apuesto corcel, para que así, además mi miel se sintiese orgullosa de caer en mi boca.

viernes, 8 de mayo de 2009

Difícil


Difícil, maldita palabra mascada, reseca
presente y pesada que tiñe, que empapa,
que brilla y que empaña,
maldita palabra de ceños fruncidos
y tiempos gastados,
de luces dormidas y lunas veladas,
difícil, muy difícil, tan difícil...
Que no duele el dolor de tanto doler,
exhausta la carne, clavado el cristal,
sordos los sentidos de tanto gritar,
dormida la sangre, cansado el brotar...

domingo, 3 de mayo de 2009

Volver, volviendo, llegando...


Y volver...

Desandar el camino andado

Y llegar al punto de partida,

Llegar y dejar que te invadan las sensaciones,

Los recuerdos y olores que te vivieron ayer,

Regalar al mundo tranquila sonrisa y esperar pacientes a que salga el sol...