martes, 26 de julio de 2011

Demasiado tiempo...


Déjame que te hable... aunque no pueda, aunque no quiero...
Déjame que te diga que hace algún tiempo rompí tu espejo...
No era la forma lo que estorbaba, no eran los bordes ni su ornamento
La imagen que este me regalaba, se avergonzaba de su reflejo...

Arduo fue mi caminar... no fue un ameno paseo...
Y la maldita espiral de que hablabas...
Creeme que no la vi ayer y que aún hoy no la encuentro...

Sangro tus palabras una a una y aun se dañan mis huesos...
que de ignorar tantas balas, ya tengo el cuerpo deshecho...
Que yo siempre te entendí, sé que ahora también te entiendo...
Que no quieres que te mire... porque te veo desde dentro.

No supe donde encontrarme cuando se rompió tu espejo...
No logré hallarme en tus ojos, no me miras hace tiempo.

Las cristalinas aguas de un lago, hoy regalan mi reflejo, a quien se quiera acercar,
a quien no le tema al viento,
que desdibuja mi imagen y me construye de nuevo.
Ahora comprendo el suceso, la ruptura del espejo.
El problema fue el tamaño, especialmente pequeño,
que sintióse incapaz de tolerar los procesos y supo que no podría con los tiempos venideros...